En diciembre del 2014, durante la COP 20, el Perú aprobó los lineamientos para la compensación
ambiental (RM 398-2014-MINAM), dando inicio formal a la ejecución de este instrumento como parte
de la gestión ambiental de los proyectos extractivos y de infraestructura. Los lineamientos se basan en la
aplicación de la Jerarquía de Mitigación (evitar, mitigar, restaurar y compensar los impactos
ambientales), para alcanzar la Pérdida Neta Cero de biodiversidad. Esta normativa aplica a proyectos de
carácter público, privado o de inversión mixta de categoría III. Es decir, los proyectos energéticos,
extractivos, industriales y de infraestructura, cuya implementación implique la generación de impactos
ambientales significativos sobre la biodiversidad, deberán presentar un plan de compensación
ambiental para obtener su Certificación Ambiental. Este instrumento será obligatorio una vez el
Ministerio del Ambiente (MINAM) complete la elaboración de las guías técnicas correspondientes.
Este anuncio culminó un extenso proceso de elaboración de los lineamientos, llevado adelante por el
MINAM, que contó con la colaboración de organizaciones de la sociedad civil, incluidas las que
conformaron el Grupo de Trabajo de Compensación (Conservation Strategy Fund, Sociedad Peruana de
Derecho Ambiental, The Nature Conservancy y Wildlife Conservation Society).
Una vez aprobados los lineamientos para la compensación ambiental el Grupo de Trabajo propuso
al MINAM el desarrollo de casos de compensación ambiental para orientar a los responsables de
proyectos de infraestructura en la formulación de los planes de compensación a través de ejemplos
ilustrativos, y –a la vez– contribuir a la preparación de las guías metodológicas necesarias para que los
lineamientos entren plenamente en vigencia.
Siguiendo la orientación del MINAM, Conservation Strategy Fund (CSF), junto con The Biodiversity
Consultancy (TBC) y Wildlife Conservation Society (WCS), propuso la realización de cuatro estudios de
caso: la Carretera Interoceánica Sur (IOS) y el Lote Petrolero 76 en Madre de Dios, y la Central
Hidroeléctrica de Mazán (CHM) y la Hidrovía Amazónica (HA) en Loreto. El portafolio de casos
propuestos buscó ofrecer ejemplos ilustrativos de planes de compensación ambiental para distintos
tipos de proyectos de infraestructura, con diferentes tipos de impactos, y –a su vez– explorar el rol que
las áreas protegidas pueden cumplir con este nuevo instrumento regulatorio.
El punto de partida de los estudios de caso fue la revisión de los Estudios de Impa
cto Ambiental (EIA) de
cada proyecto (Escalas & Mitchel 2015; Wildlife Conservation Society 2015a). Esto se hizo con la
finalidad de identificar limitaciones de información y buscar complementarla durante el desarrollo de los
casos, y permitió también ofrecer recomendaciones al MINAM y otros interesados en relación a cómo
enfocar los EIA hacia la aplicación de la Jerarquía de Mitigación (JdM), y a alcanzar la Pérdida Neta Cero
de Biodiversidad (PNC) a través de la compensación ambiental.
En base a esta primera etapa de revisión y recopilación de información existente, se calcularon los
impactos residuales inevitables de cada proyecto, y la compensación ambiental que se requeriría. Para
ello se desarrolló una metodología que comprende diez pasos: 1) identificación y priorización de los
componentes de biodiversidad, 2) selección de la métrica, 3) decidir el período de evaluación, 4)
especificar el escenario futuro, 5) cuantificar los impactos residuales, 6) identificar un portafolio de sitios
para la compensación, 7) cuantificar las ganancias teóricas de cada alternativa de compensación, 8)
estimación de costos para implementar las acciones de compensación, 9) selección del o los sitios, y 10)
diseño de garantías financieras. A través de este abordaje se ilustró un proceso que puede servir para
reorientar los esfuerzos de los EIA hacia estudios más concluyentes, que expresen los impactos en
términos de su extensión y ubicación, de tal manera que sean útiles para el diseño de los planes de
compensación.
Como resultado, los estudios de caso permitieron la aplicación de métricas del tipo “área x condición”,
como por ejemplo la calidad – hectárea y una adaptación desarrollada para ecosistemas inundables y
asociados a agua, que se denominó calidad – cuenca, aplicable a impactos de hidroproyectos como los
de los casos en Loreto (CHM y HA). Estas métricas fueron útiles también para resaltar la importancia de
una adecuada aplicación de la JdM, ya que en la mayoría de casos, los impactos estimados fueron de
gran magnitud y con poca posibilidad de alcanzar la PNC a través de la compensación, a diferencia del
caso del Lote 76, cuyo diseño y planteamiento busca –desde el inicio– evitar y minimizar los impactos de
la exploración petrolera.