OPINIÓN: 48 observaciones para vigilar en la Hidrovía Amazónica
Por Diego Saavedra Celestino
Derecho, Ambiente y Recursos Naturales
Sin duda la lucha contra la corrupción se ha convertido en una bandera nacional y ha permitido más que nunca evidenciar el hartazgo de la sociedad frente a quienes se han beneficiado ilícitamente tanto desde el Estado como del sector privado. Como muestra, una encuesta del IEP de 2018 advertía que el 76% de los encuestados percibe que la corrupción se aloja en la adjudicación de obras públicas. Esto nos llama a vigilar toda la cadena de permisos que otorga el Estado para aprobar un proyecto.
Entonces, la bandera anticorrupción significa también que, desde el ejercicio de nuestra ciudadanía, activemos mecanismos para abrir paso a la transparencia. En ese sentido, el primer eje del Plan Nacional de Integridad y Lucha Contra la Corrupción 2018-2021 llama a fortalecer la transparencia en la información, vigilancia ciudadana y políticas de datos abiertos.
En los últimos meses, en base a dichos mecanismos, diversas organizaciones indígenas y de sociedad civil venimos llamando la atención sobre el proyecto Hidrovía Amazónica, debido a la preocupación sobre sus posibles impactos y los vacíos de información que presenta. Como muestra de esto, han sido ya dos las oportunidades en que la empresa ha presentado un Estudio de Impacto Ambiental y dos las veces que el SENACE ha identificado incumplimientos de los requisitos para que sea admitido a evaluación. Es decir, el SENACE, en esta etapa, donde no se revisa aún el contenido del EIA, ya ha encontrado faltas de información y administrativas.
Así, entre las 48 últimas observaciones que la empresa debe responder hasta mañana 30 de abril, el SENACE señala que –aún cuando la razón de ser del proyecto debe ser mejorar la navegabilidad- no se ha desarrollado una descripción de las condiciones actuales de la misma en el documento presentado, es decir, no se sabría qué estaría mejorando el proyecto.
También observa que no se han descrito las zonas críticas donde se realizará el dragado, ni sus características ambientales, ya que no hay una definición ni descripción de los llamados malos pasos. Tampoco se presentó la ubicación o resultados de la evaluación de las quirumas, troncos incrustados en los ríos, que son fuente de alimento y espacios de reproducción de animales que serían removidos como parte del proyecto.
No se presenta información sobre las características y descripción del mijano, que es la temporada de migración de peces y un proceso clave -como el mismo SENACE señala- para las actividades socioeconómicas de las poblaciones locales.
Estos tres puntos: la identificación y caracterización de malos pasos, de quirumas y del mijano, desde el inicio fueron preocupaciones de los pueblos indígenas y se convirtieron en acuerdos del proceso de consulta previa del 2015, de cumplimiento obligatorio.
En suma, hay una serie de observaciones estatales acerca de la falta de información técnica sobre las especies y vida en los ríos, incumpliendo las características técnicas que debe tener el EIA, lo que justificaría que no se admita a evaluación este EIA
Por ello, es importante que ejerzamos el derecho a la vigilancia ciudadana y al acceso a la información pública, para poder no solo participar mejor, sino evitar proyectos que más que beneficios, traigan altos impactos, es decir, podamos evitar malos negocios.